Suavizado gota a gota a través de tres metros de carbón de arce dulce, luego envejecido en barriles fabricados a mano. Este Tennessee Whiskey no se ajusta a un calendario fijo; está listo cuando los catadores lo aprueban. Evaluan su color, su aroma y, por supuesto, su sabor. Así lo hacía Jack Daniel hace un siglo, y así lo hacen aún hoy.