Las primeras sensaciones táctiles del Dom Pérignon Rosé Vintage 2008 son exquisitamente sedosas y envolventes, intensificándose gradualmente para deleitar el paladar. La firma de la añada se manifiesta en una vibrante estructura, enriquecida por la distintiva acidez que resalta la riqueza del pinot noir, el alma de este champán. El final persistente evoca delicadas notas de peonías y pimienta blanca, añadiendo una dimensión floral y especiada a esta experiencia sensorial única